RESUMEN: El instrumento con mayor importancia en el medio radiofónico es la voz y sobre ella recae la responsabilidad de si el género radiofónico es aceptado con eficiencia en su audiencia, para ello existen diversos factores que deben tomarse en cuenta en su buena ejecución, además de ello se debe considerar la clase de género que se acomode y sea mejor recibido por el público oyente para garantizar su fidelidad. Además, tener en cuenta que ésta fidelidad también es producto del grado de interactividad entre el medio y sus oyentes.
PALABRAS CLAVE: Géneros
Radiofónicos, participación ciudadana, comunicación, entonación, voz.
El medio radiofónico siempre se ha
caracterizado por ser el mayor captador de audiencias y por no distinguir
posición social, pero ¿qué estrategias usa el locutor para tener contacto con
el público oyente?, ¿qué factor marca la diferencia entre uno y otro programa
radial informativo?
Las preguntas anteriores son clave
para descubrir una de las múltiples razones por las que la radio es el medio
fundamental en la sociedad: la voz.
L a voz, desde los inicios de la
radio hasta ahora continúa siendo el medio por el cual expresamos el mensaje y,
por lo tanto, del dominio de la locución depende que el mensaje transmitido que es transmitido impacte al oyente con
eficacia y se garantice la asimilación del mismo.
La voz que transporta la señal radiofónica debe
cumplir con ciertos requerimientos necesarios para el buen desempeño de su
papel. La fugacidad y la no retornabilidad que caracterizan a los mensajes
radiofónicos exigen una claridad enunciativa que afecta la redacción en cuanto
al proceso de transformación del texto en sonido; aunque son muchas la
variables que intervienen en la locución, se destacan la vocalización, la
articulación, la entonación, el ritmo y la actitud que determinan el grado de
inteligibilidad de cualquier discurso verbal radiofónico.
L a mejor voz para los programas
informativos radiofónicos es la del tono grave y un timbre resonante, armónico
y claro (entre 80 a 90Hz para varones y de 171Hz para damas) que al
transmitirse genere en el oyente sensaciones de credibilidad, seguridad y
tranquilidad.
- La vocalización consiste en pronunciar correctamente todas y cada una de las vocales que aparecen a lo largo de una cadena hablada mientras que la articulación no es más que enunciar de forma clara y precisa las consonantes. Estos errores empobrecen notablemente la dicción, por lo que en la locución debemos neutralizarlos.
- La entonación es el resultado de las variaciones tonales que se van sucediendo mientras hablamos. En el terreno de la locución radiofónica, es lógico pensar que la entonación se relaciona estrechamente con el tipo de texto que se va a transcribir oralmente, sin embargo, para que el discurso resulte atractivo se recomienda evitar la linealidad entonativa y construir una curva melódica en la que se combinen distintas alturas tonales.
- El ritmo está en sintonía con los movimientos de la realidad que se pretende describir pero también resulta ser crucial para atraer y mantener la atención de los radioyentes, para recrear estados de ánimo o para comunicar diferentes sensaciones. Cualquier discurso verbal presenta una estructura rítmica interna determinada por la duración de las sílabas, la longitud de los grupos fónicos.
- En relación con la actitud se sabe que se relaciona con la disposición del locutor para comunicar, garantizando un ambiente de confianza en lo que se informa.
Los diversos factores mencionados
son los que avalan un trabajo eficaz en
la producción y emisión de formatos radiofónicos informativos.
Martínez Albertos afirma que la oposición entre el lenguaje escrito y
el lenguaje oral está representada tradicionalmente por la oposición entre
narración y coloquio, entre lo escrito y la conversación.
Entre ambas posiciones, Martínez
Albertos ubica a lo que conocemos como lenguaje radiofónico, y este acotamiento
permite establecer dos elementos diferenciales del mensaje radiofónico: la
entonación y la identificación psicológica que se establece entre el emisor y
el oyente, además afirma que la configuración del lenguaje en el medio radial
es el resultado del empleo armónico de la palabra, el sonido y los efectos, lo
que le ayuda a caracterizar algunas normas redaccionales propias del medio.
Los productos informativos radiales
han ido apareciendo y evolucionando con el transcurrir del tiempo y fueron adoptando
diversas definiciones de distintos autores que buscaban exactitud en la
conceptualización de los diversos géneros radiofónicos. Algunos de ellos
consideraron su estructura, su temática e incluso, la actitud del profesional
para enfrentarse a la realidad para la clasificación de estos, pero a ello, es
preciso entender que el género es una estructura autónoma que se diferencia de entre otras unidades del
discurso radiofónico y de las técnicas de producción que se empleen en cada
caso, en este sentido y como elemento estructural, el género está relacionado
con los modos de contar en la radio.
Por lo tanto, no se debe confundir y
mucho menos tratar de romper la relación
entre estructura y la manera de transmitir el mensaje radiofónico, así como la
intencionalidad del autor a la hora de capturar y hacer suya la realidad y de
intentar comunicarla a la sociedad.
Es necesario aclarar que no existe
un género radiofónico estrictamente diferenciado de otro, ya que la diversidad
de géneros radiales y sus condiciones requieren de una interdependencia entre
ellos para su ejecución y, por ende, conseguir la satisfacción de su audiencia
y sobretodo su fidelidad.
El periodista siempre ha tratado de
buscar información, seleccionarla, contrastarla y explicarla para que su
público la comprenda, por lo tanto el periodismo es gestión de información.
Sin embargo, un buen periodista no
debería conformarse con ser un gestor de información, sino que debe tomar como
propia la gestión de su audiencia.
En la sociedad
contemporánea cada vez se evidencia más cómo aparecen nuevas formas de
interpretar y asumir la ciudadanía. Estas “nuevas” formas se asumen desde la
colectividad y reivindican la idea de comunidad y de justicia social, se piensa
en la ciudadanía más como colectivo que como individualidad.
La participación
ciudadana emerge entonces como un campo de acción legítimo que le da vida y recrea
la democracia y la gestión de audiencias facilita
para que el público participe y sobre todo porque permite que las aportaciones
tengan una orientación en la mejora del producto periodístico y en la relación
del público con el medio.
Está nueva disposición que
encontramos en el público para participar en los medios de comunicación ha
ocasionado que se incorporen distintas maneras de hacer que sus públicos participen, es por eso
que una gestión de audiencias tiene como principal objetivo descubrir el cómo
gestionar las audiencias de un medio de comunicación para transformar un
periodismo netamente informativo en un periodismo participativo y
construccionista.
Los medios de comunicación no son ajenos a estas nuevas dinámicas sociales y en ocasiones pueden convertirse en los escenarios privilegiados para el desarrollo de procesos ciudadanos como la participación activa por eso es importante comprender la relación existente entre la radio y los ciudadanos, pues ésta se constituye en "un ámbito privilegiado para estudiar el papel que han jugado los medios de comunicación en los procesos de construcción de la ciudadanía" (Winocur, 1998).
Los medios electrónicos o páginas web han cambiado totalmente la antigua concepción de algunos medios de comunicación y permiten que los lectores pasen de ser pasivos y se conviertan en una fuente más de informaciones y de opiniones útiles y, por consiguiente, puedan participar de manera activa en el producto de comunicación, con lo que se pueda multiplicar la vinculación con el medio y, sobre todo, con el resto del público.
Los programas radiales han generado progresivamente espacios de suma
importancia para la canalización y expresión de inquietudes políticas y civiles
por parte de la población y éstos se caracterizan por ser receptivos de una demanda mucho más
heterogénea y multifacética que los denominados programas de opinión pública.
El rasgo propio de este tipo de espacios es que
no sólo publicitan la obra del gobierno, en el ámbito político, sino que también
vuelven pública la inconformidad, la demanda o la denuncia ciudadana respecto del ámbito
informativo y, con ello, permite trazar un espacio de interacción entre la
población y el poder local, esbozar "un lugar de expresión de la cosa
pública" como refiere Wolton.
La participación del radioescucha se inscribe
dentro de la estructura del programa, esto quiere decir que se crean espacios
especiales para que éste pueda intervenir mediante llamadas telefónicas,
cartas, faxes o entrevistas en vivo. Existen varias modalidades, algunas
"directas" y otras diferidas.
En la primera forma la voz de las personas sale
al aire para hacer un comentario, o pedir asesoramiento. En el segundo caso,
una operadora o un asistente de producción escriben en un papel el motivo de la
llamada y se lo pasan al conductor del programa. La tercera opción, más
sofisticada, funciona cuando: el conductor convoca al público para que dé su
opinión sobre determinado asunto, una computadora clasifica las llamadas según
unas categorías pre-establecidas y lo que sale al aire es un
"promedio" que se presenta como la "opinión pública".
Hay que aclarar que la voz en vivo del ciudadano
no necesariamente representa más libertad de actuación, en los tres casos se
impone algún criterio de selección y/o edición que responde a la línea
editorial del programa. Casi todos los noticiarios y programas de opinión
pública, reciben denuncias o brindan información sobre diversos temas
sociales pero informativos.
Entonces se hace necesaria la conversión de un público a una comunidad que se cumple si el medio de comunicación pone las bases y reglas para que los receptores puedan transformarse en emisores y así reestablecer una auténtica comunicación.
En pocas palabras, el paso de la clase de medio de información a medio de comunicación donde fundamentalmente se proporcionan las informaciones y las opiniones que su comunidad requiere y permite, además, que los lectores puedan también aportar informaciones y opiniones respectos a los hechos narrados en la radio y otros que responda a los intereses de los lectores.
Es decir, así como lo que Shaffer señala puntualmente que el cambio supone pasar de seguir comportándose como un espectador a comportarse como un principiante otorgándole un aumento de la interactividad y una mayor accesibilidad; en el ámbito territorial local y el ámbito temática especializado son, en los medios de comunicación, los espacios más propensos a fomentar la participación del público.
Y si bien es cierto que los medios de información local y los de información especializada tienen ventaja respecto a promover la participación de sus públicos, las tareas periodísticas no se pueden dar por terminadas cuando recién se producen las aportaciones de las audiencias y la labor principal del periodista profesional es convertir el "ruido" de la población en nueva información, incluso tal vez, hasta en conocimiento.
Entonces la nueva función del periodista es, como lo afirma Martínez Albertos "la plasmación del mensaje periodístico mediante el uso de un proceso intelectual que se centran en recoger datos, interpretar valores adquiridos de dichos datos y la codificación formal de los mensajes".
Los periodistas con responsabilidades y centrados en su rol de comunicador se siguen viendo exclusivamente como gestores de información.
Sin embargo, la aparición del internet ha contribuido al aumento de lo dicho anteriormente, pero se debe tratar de modificar con este medio lo fundamental en el trabajo del periodista.
El internet tiene doble función en la sociedad que busca ser escuchada y atendida, la de permitir que los lectores participen activamente, e incluso que cambien opiniones entre ellos sin que exista la necesidad de buscar la intervención del periodista; y ésta "interactividad" no sólo se hace presente o se manifiesta en la posibilidad que tiene el usuario de responder de inmediato a una información sino que, además, le permite participar más activamente, aún en algunas secciones tradicionales de los medios que están conectados a la red por ejemplo: sugerencias, cartas, etc., y el acceso a tener un contacto directo con otros usuarios del mismo medio a través de conversaciones, diálogos y cambio de opiniones ejecutadas en grupos o foros en el medio digital.
Las aportaciones de las audiencias a los distintos medios de comunicación, sobre todo a los diarios y revistas, han generado de la publicación de cartas dirigidas al director un campo más amplio de participación que merece ser "gestionado" para la mejoría del medio; y esta gestión del público tiene una inclinación netamente informativa pues los lectores son una fuente de información para los diarios y partiendo de este punto, las tareas del periodista se amplían para considerar procesos que permitan a los lectores aportar informaciones y comentarios acerca de lo ocurrido.
Pero además de estos aportes mutuos, la gestión del público también otorga un carácter emocional que recae sobre la atención y fortaleza del vínculo formado entre los lectores con el producto periodístico.
Frente a toda esta realidad propongo que la labor de un periodista debería centrarse en tener mayor contacto con su audiencia que, gracias a los medios electrónicos es posible actualmente, para que considere, evalúe, conozca, interactúe y brinde sus servicios al público de manera eficiente y así se genere un ambiente de reciprocidad y fidelidad que garantice al medio su preferencia y distinción entre otros medios, haciendo uso de los diversos factores, géneros y estrategias que atrapen al lector.
REFERENCIAS:
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Froilán Chuquizuta - Locutor de RPP
Ángel Vallejos Pasco - Editor Regional del Diario La República
Ángel Vallejos Pasco - Editor Regional del Diario La República
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Froilán Chuquizuta - Locutor de RPP