viernes, 4 de octubre de 2013

RECEPCIÓN DE MEDIOS

Los estudios de Recepción en América Latina: Perspectivas teórico-metodológicas / De la audiencia ignorada al poder de las audiencia



La presencia de los medios de comunicación, desde sus inicios, se ha convertido en uno de los pilares del desarrollo en la sociedad.


El impulso de la denominada tecnología de la información y de la comunicación (TIC) está haciendo que la sociedad de nuestros días disponga de una gran variedad de fuentes de información, a través de una gran diversidad de soportes que ofrecen la posibilidad de consumir un determinado número de propuestas, ideas, sugerencias, mensajes y decisiones producidas por los denominados medios de comunicación de masas.


La presencia de estos medios se hace cada vez más patente en una sociedad de la información, y a la vez en una sociedad democrática y se han convertido en canales de comunicación a través de los cuales fluyen mensajes, valores, estereotipos, tendencias, etc. que han sido creados por unos pocos para ser consumidos por muchos.
El estudio crítico de los medios de comunicación ha abordado desde la década de los setenta los diversos elementos que integran el proceso de comunicación: emisor, mensaje y receptor. Este último, el mayor logro en su estudio ha sido el desentrañar la transmisión ideológica  y valorativa que presentan los mensajes del medio de los individuos que los reciben.
Sin importar la situación socioeconómica, se percibe una actitud crítica hacia los medios de comunicación, el poder de la audiencia y de sus públicos radica en el ejercicio de la libertad.
El término “mediatización” fue adoptado hace ya varios años en el área académica tanto en Europa como en América latina, por los investigadores que trabajaban sobre las tecnologías de comunicación.
Los medios influyen claramente en las sociedades, en su forma de relacionarse, de pensar y de actuar. 
Y qué las tecnologías tienen un papel fundamental para que esto suceda. Cuando me refiero a  que influyen, es porque los discursos mediáticos tiñen todas las prácticas sociales. Proponen estéticas, miradas políticas, modos de realización, visualización y de relacionarse, es decir, marcan sentido a la vida cotidiana proponiendo un modo de vida.
El proceso de mediatización de la cultura implica una transformación en el plano de lo simbólico a tal punto que la cultura comienza a circular en los medios gracias a un soporte tecnológico (tele, radio, internet, etc). Los medios transmiten cultura. María Cristina Mata explica que los medios masivos de comunicación ya no son reconocidos solamente “como fuentes de información y entretenimiento” además hay que pensarlos “como fuentes de la construcción de imaginarios colectivos” lo que significa esta transformación simbólica de la mediatización.
Otro aspecto para resaltar es cuando Silverstone explica que “Sentimos la necesidad de pertenecer. Y necesitamos la confirmación en efecto de que pertenecemos, necesitamos que se nos recuerde y confirme constantemente que nuestro sentido de pertenencia y nuestra participación son valiosos.
En conclusión, hay que entender entonces que la mediatización de la cultura, no es un concepto aislado que apareció y se implantó de golpe, sino que es un proceso en constante/máximo desarrollo y los medios con la tecnología son su soporte.


Entendemos la recepción no como una instantánea fija, sino como una imagen en movimiento que forma parte de un engranaje de relaciones recíprocas con los tres grandes elementos estructurales del “mundo de la vida”. Pero, ¿por qué no podemos acercarnos a este proceso en curso como si fuera un compartimento estanco o un atolón aislado, sin el efecto de sus mareas? Porque creemos que las mediaciones de las que hablamos van al quid de esta actividad y la moldean. De ahí que sea tan importante el consumo mediático en sí mismo como sus conexiones con las áreas de nuestro marco teórico, porque en la explicación de su dinamismo está su naturaleza.



El término “apropiación” refleja bien el concepto de recepción mediática porque describe su proceso completo. Uno de estos procesos va hacia fuera, trascendiendo a la persona, porque la recepción desencadena un proceso de socialización que supera el escenario inmediato del consumo mediático. En este punto nos inspiramos también en los estudios de John B. Thompson quien define la recepción como una actividad que va más allá de ella misma, en un proceso de construcción narrativo alejado del contexto inicial de recepción.
Pero la recepción describe, a la vez, un camino que va hacia dentro, que incluye el procesamiento individual del contenido mediático. Creemos que los elementos del “mundo de la vida” (culturales, sociales e individuales) y del “sistema” son filtros que inciden en los patrones de interpretación del consumo y que se incorporan a la vida individual.


Según Grossberg, el consumo de medios puede ser visto como un terreno complejo, contradictorio, en un contexto multidimensional dentro del cual las personas viven una cotidianidad. “Todo el mundo está constantemente expuesto a una variedad de medios y participan en una variedad de eventos y actividades en relación a ellos”.


En un principio la recepción de las audiencias era considerada como pasiva y predeterminada, es decir, que se daba por sentado que las personas percibían de igual forma los mensajes del medio y por ello es que se podía establecer una supuesta afectación sobre la audiencia.
En la actualidad, esto se ha dejado atrás y ahora la recepción se considera como un proceso múltiple y contradictorio en donde entran en juego una variedad de mediaciones determinadas tanto por las relaciones sociales del sujeto, como por su posición social, cultural e histórica.
Es por ello que se dice que las relaciones de audiencia siempre suponen un ejercicio de poder (alguien siempre tiene el poder de ofrecer su audiencia y otra persona debe responder aceptando o rechazando este ofrecimiento) dependiendo de la posición donde se encuentren.
El análisis de la recepción, considerando como el estudio de las interpretaciones de la audiencia y usos de los textos del medio, ha sido una de las aportaciones más sobresalientes que ha intensificado la atención de los investigadores en la manera en que las personas, activa y creativamente, construyen sus propias significaciones que dan origen a la cultura.
Así, los avances teóricos alcanzados  en la investigación de la comunicación radican en la consideración del receptor como un sujeto activo (determinado socioculturalmente) que es capaz de crear, recrear y negociar los contenidos de los mensajes provenientes de los medios de comunicación.
Entonces la recepción trata de cómo los sujetos reciben la acción de los medios en la sociedad y de qué manera reaccionan frente a ellos.  Sin embargo, no hay que olvidar que también es de suma importancia el saber “leer los medios” como tal.
Sobre informar: Conocer sobre las realidades humanas actuales con proyección e interés social y comunicar la verdad.
Sobre el entretenimiento: Divertir, recrear e imitar la realidad circunstancial.
La tendencia en el consumo de medios: Norteamericanización.
Violencia en los medios: Los jóvenes objeto de estudio tienen en su mayoría la plena conciencia de los efectos negativos que los medios de comunicación ejercen sobre ellos.
Leer la televisión: La televisión conjuga dos lenguajes, principalmente: visual y sonoro. Esta combinación explora infinidad de propuestas informativas y artísticas, las cuales se constituyen en opciones de elección por parte de la audiencia. Además genera motivación de los jóvenes en cuanto al acceso a la información. Sin embargo se confunde con la transmisión de violencia.
Leer la radio: La radio perdió su predominio como medio de comunicación luego de la llegada de la televisión.
Leer la prensa escrita: La prensa mantiene su particularidad de informativo periodístico. No así en el caso de las revistas que consolidan su formato de entretenimiento.
Leer la Internet: Posee nuevo lenguaje propio y complejo.

El tiempo de consulta en Internet tiene objetivos temáticos, lo que denota hábitos diferentes de consumo de medios en los polos de la población. El terreno que día a día gana la Internet en el nivel de consumo de los jóvenes, es un terreno que lentamente van perdiendo la televisión, la prensa y, por supuesto, la radio.
En conclusión, la mediatización y su recepción en los individuos vienen modificando, definitivamente, el estilo de vida de muchas personas que ahora se tornan más críticos frente a un medio de comunicación masiva siendo leídos de distintas maneras, algunas positivas y otras negativamente.
Los medios de comunicación deberían cumplir o priorizar su función social- educativa porque las audiencias los reconocen como un factor de socialización, y deslindan sobre ellos, toda la responsabilidad de sus contenidos.

PROGRAMACIÓN RADIAL

"La Programación Radial: Palimpsesto y mapa de la cultura urbana contemporánea" / "De Radio en Radio: el escenario radiofónico"



Hoy vivimos en una cultura eminentemente visual, ya que somos impactados de forma permanentemente por miles de estímulos visuales a través de la televisión, el cine, los anuncios espectaculares, los canales impresos, los mensajes en internet, y muchos otros dirigidos a nuestros ojos, que luchan por captar la atención de nuestra conciencia para hacernos llegar alguna información; pero hay un medio de comunicación que quizás no es tan espectacular como el cine, tan moderno como la internet o tan llamativo como la televisión, pero que tiene un enorme poder de penetración en las personas de todos los niveles sociales y demográficos: la radio.


La radio tiene alcance masivo porque llega simultáneamente a un gran número de personas, pero también se convierte en el medio de comunicación más selectivo, ya que cada emisora dirige sus mensajes a grupos perfectamente identificables de radioescuchas. Permite elegir los segmentos específicos a quienes queremos alcanzar, lo cual resulta muy conveniente para fines publicitarios y campañas de interés social dirigidas a estratos particulares de la población.


Pero ¿de qué manera los programadores establecen una programación radiofónica que atraiga a la audiencia?.
En primer lugar, se concibe a la programación radiofónica como la planificación de una relación comunicativa entre una empresa de radio y una audiencia mediante unos contenidos sistematizados y organizados en un conjunto armónico según los criterios de selección  dosificación y ordenación, elaborados según una duración y unos horarios, condicionados por los recursos técnicos, humanos y económicos de producción y previstos para ser emitidos durante un tiempo.


La programación es el diálogo que la radio entabla con su público, los mensajes que emite para relacionarse con cada uno de los personajes no es otra cosa que el conjunto de programas que transmite una emisora. Hablamos de programación diaria, semanal, mensual. Hablamos de programación regular, cuando se refiere a los días laborales, de programación de fin de semana, de programación especial para fiestas y vacaciones. Lo que sale al aire, lo que se produce en la radio, es lo que comúnmente conocemos como programación radiofónica.


Toda programación requiere una planificación a corto, medio y largo plazo de lo que se desee transmitir. Es una previsión de producciones propias o ajenas y de exhibiciones en unos días y horarios determinados. La planificación no quiere decir que en el momento de su realización se cumpla tajantemente tal como estaba diseñada. Pueden haberse introducido variantes o incluirse cambios de última hora entre otras razones por la lucha de mercado generada por la presencia de otras ofertas competitivas.
La programación es pre­visión de un proceso de comunicación que se pone en funcionamiento con las emisio­nes reales de la misma y como tal proceso establece las diversas relaciones entre los emisores y los receptores: aceptaciones, rechazos e incluso en la actualidad una gama de interacciones mediante diversos recursos dentro de la emisión como las llamadas telefónicas.
Es una comunicación según las peculiaridades de cada emisora: pública-privada, local-nacional, generalista-especializada. Y además según los objetivos de cada momen­to. Todo depende de la personalidad de la emisora, de su cultura y de la identidad corporativa que desee difundir. De sus estatutos e idearios dimanarán unas consecuencias que se representarán en los programas.
Cada vez es más frecuente en la radio la existencia de cadenas que dispongan de varios canales con programaciones diferenciadas. En este caso la personalidad de la emisora se manifiesta con diversas programaciones pero dentro de unos planteamientos coherentes. Esto obliga a que cada canal tenga su propia identidad suficientemente diferenciada de los demás. Se ofrecen programaciones variadas y complementarias, pero nunca competitivas entre sí. La competitividad se establece con los canales de otras cadenas. Lo que se pretende con tal estrategia es cubrir el espectro más amplio posible para responder a la variedad de audiencias.


La audiencia es la referencia permanente de toda programación. Se diseñan los contenidos pensando en la audiencia bien como un servicio a la misma si se trata de emisoras públicas o bien como un potencial mercado publicitario. En esta atención a la audiencia siempre ha habido dos corrientes extremas. Aquella que enfocaba la programación pensando en lo que el emisor consideraba que sería conveniente para mejorar el nivel educativo y cultural de la audiencia y calificada como aristocrática y autoritaria, o aquella que ofrecía sólo lo que gustara a la audiencia calificada de demagógica o comercial.


La situación actual ha flexibilizado ambos planteamientos y la programación adquiere otros matices. Hoy se está atento al comportamiento de la audiencia tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. Se pretende conseguir el máximo de audiencia para atraer más publicidad. Se investiga para conocer el número de segui­dores de los programas y además para detectar los cambios de gustos, de intereses y de expectativas. Toda programación requiere una investigación de audiencias a fondo en toda la complejidad de las mismas.
La programación se refiere a unos contenidos, a unos mensajes. Es lo que determi­na la oferta de cada emisora. Es por lo que se conoce a la emisora. Tales contenidos necesitan una sistematización y organización conforme a criterios de armonía y cohe­rencia según la identidad y objetivos de la emisora. Los contenidos requieren también una selección, dosificación y ordenación tanto para una emisora de programación gene­ralista como para otra especializada en determinados temas.
  • Gracias a la selección cada emisora dará mayor importancia a unos contenidos que a otros. Le llevará a orientarse hacia una actitud generalista o especializada. Y dentro de cada una de estas variantes habrá mayor predominio de unos temas que de otros. La especialización introducida en el campo de la radio ha dado lugar a emisoras muy diversificadas.
  • La dosificación se refiere a la distribución de los diversos contenidos según criterios de equilibrio o de predominio de unos sobre otros. En la programación clásica solía seguirse el principio de la dosificación equilibrada según la consideración tradicional de las funciones de los medios de comunicación, es decir: 30% de contenidos informativos, 30% de entretenimiento, 30% de contenidos culturales y educativos y el resto se repartía entre estos o bien se incorporaban los contenidos persuasivos: publicidad, propaganda y auto-promoción.
  • La ordenación establece la secuencialidad de unos contenidos respecto de otros. Se busca el horario más apropiado de cada contenido según el público al que quiere dirigirse  A partir de los tiempos principales se ordenan los demás contenidos.

La programación muestra tanto usos sociales del tiempo (del trabajo y del ocio) como las visiones que sobre esos tiempos tiene la industria y sus estrategias de domesticación de la vida cotidiana.
El constante apego por lo extraño, lo nuevo, lo llamativo, trajo consigo y sin darnos cuenta, la pérdida de la identidad nacional por querer imitar lo extranjero.
Los radioescuchas, actualmente son diferenciados como subaudiencias de manera casi personalizada, y es por eso que se requiere una programación radiofónica mucho más variada. 
Podría decirse que estamos ante un caso crónico de desnacionalización y pérdida de identidad. Lo dudo. Estamos hablando de una nación cuya identidad gira alrededor precisamente de un antiguo y agudo mestizaje. Estamos hablando de una sociedad que ha logrado constituir su identidad, no alrededor de los símbolos del mundo indígena sino del mundo mestizo y mulato, no alrededor del mundo pre moderno, del mundo moderno.
Sin embargo, Néstor García Canclini argumenta que los medios de comunicación social no han barrido las formas tradicionales de expresión cultural, sino que han contribuido a una remodelación que ha transformado y desplazado los modos anteriores de concebir la cultura: "Lo masivo, lo popular y lo elitista ya no se encuentra en sus lugares habituales. Lo tradicional y lo moderno de mezclan continuamente" 
Por tal razón la multiplicación de emisoras ha dado origen a varios modelos y enfoques de la programación.
La generalista (también conocida como total o convencional), caracterizada por la oferta de contenidos tan variados que puede incorporar cualquier tema, por el uso de toda la gama de géneros informativos, de entretenimiento y de ficción y por dirigirse a todos los públicos potenciales de la emisora sea por fragmenta­ción heterogénea o con cierta homogeneidad
La especializada en determinados contenidos. La especialización puede referirse a toda la programación de la emisora, es decir, se trataría de una emisora especializada exclusivamente en un tema, o referirse a una parte de la programación dentro de la misma emisora. En el primer caso la emisora concentra todo su esfuerzo en un solo tema: música clásica, música ligera, información. En el segundo caso la especialización se refiere sólo a una parte de la programación general y depende de otros factores como el de la atención a determinados tipos de audiencias. Además de la especialización por contenidos se ha desarrollado la especialización por los tratamientos o formatos peculiares de la programación.
Y finalmente, la mixta o híbrida, que combina los dos anteriores, generalmente, ésta fórmula es adoptada por las emisoras locales, en las que se ofrece a menudo tanto informativos como magazines, concursos, espacios musicales, etc.
En conclusión, la radio forma parte de los medios de comunicación masiva y se se convierte en el medio de comunicación más selectivo, ya que cada emisora dirige sus mensajes a grupos perfectamente identificables de radioescuchas. Por tal razón, la programación radiofónica es de suma importancia, debido a su capacidad de definir un conjunto de características y acciones basadas en una interacción progresiva con la audiencia, así es imposible negar la estrecha relación de la audiencia con la decisión de los programadores para definir una programación que garantice acogida.


AUDIENCIA EN LA RADIO

La audiencia de la radio. De los oyentes a los usuarios” / “De la medición de la audiencia al conocimiento de los públicos”.



El término “audiencia” ha ido evolucionando con el pasar de los años, empezando por un concepto primitivo de concebir a una “audiencia homogénea” que, en sus inicios, no era más que el conjunto de personas que reaccionan frente a algún evento o fenómeno con determinadas características que, además, son resultado del producto del contexto social (socialización) que tiene que ver con intereses culturales, información básica necesitada, etc.
Y luego continúa con el reconocimiento de una “audiencia heterogénea” cuyos integrantes están separados uno del otro siendo independientes en sí mismos, determinándose así que existen audiencias y sub audiencias diferenciadas.


No debemos dejar de lado la aparición del fenómeno llamado “hiperfragmentación de la audiencia” que trae consigo el desarrollo de una radio casi personalizada donde el oyente decide qué, cómo y cuándo oír radio y donde el usuario decide cómo, cuándo y qué descargarse. Este hecho novedoso, producto de la tecnologización de la recepción del mensaje, advierte un tipo de oyente maduro que decide por sí mismo mediante los instrumentos que las nuevas tecnologías como la Red le ofrecen y permiten.
La “época de la hiperfragmentación de la audiencia”, determina un tipo de audiencia casi individual por la multiplicación de alternativas y por los mecanismos de gestión de la información (texto, imágenes, sonidos e interrelación de éstas o de algunas de éstas).
Debido a este fenómeno de la hiperfragmentación, ¿cómo los oyentes identifican su emisora preferida?.

Los oyentes pasan gran parte de su tiempo en la compañía de la radio –algo así como un tercio del tiempo total que dedican cada día a los distintos medios de comunicación. El oyente promedio de la radio dedica 15 horas a la semana a este medio. Además, los oyentes muestran mucha fidelidad a una cantidad muy pequeña de emisoras, y tienden a escucharlas durante años, a pesar de la creciente cantidad de opciones disponibles. El resultado tiende a ser una relación personal muy estrecha entre la estación de radio y el oyente.

Y a pesar de ello... 

“La audiencia es un concepto flexible y cambiante”, los investigadores ha diferido mucho en clasificar los tipos de audiencia y la forma en como calificar su evolución, y a su vez el crecimiento del receptor ha ido evolucionando de acuerdo a contextos y entornos sociales cambiantes y variantes. Por lo tanto los estudios culturales de una audiencia con respecto a algún mensaje, nunca van a dejar de ser obsoletos o escasos de originalidad por que  la audiencia nos permite enfocarnos a diferentes tópicos de estudio gracias a lo cambiante de la misma con el paso del tiempo, y con las novedades tecnológicas, sociales, culturales y políticas. Ligado a esta idea, Bourdieu dice “los índices de audiencia significan la sanción del mercado, de la economía”, esto se refiere a que todos los estudios de audiencia se encuentran enfocados hacia el ámbito comercial, a las exigencias de la mercadotecnia, en un principio existía cierto valor por la sociedad por hacer investigaciones de tipo sociológicas de tal manera que se pudiera entender un poco más el comportamiento de la gente mediante investigaciones ligadas un tanto al servicio de la comunidad.

Los medios de comunicación a menudo le dan mucha importancia a los datos de audiencia, puesto que quieren saber cuánta gente los escucha (caso de la radio), los ve (caso de la televisión y el cine) o los lee (caso de los medios impresos). Pero no sólo eso, sino que, además, necesitan conocer qué tipo de personas están al otro lado del aparato receptor o de los ejemplares vendidos. Es lo que se llama el “perfil de la audiencia.
Quizás alguna vez te hayas preguntado por qué son tan importantes los índices de audiencias. Julián Bravo, presidente ejecutivo de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, lo aclara muy bien: "todos los medios de comunicación persiguen la audiencia, y su maximización. La audiencia como un número, que, cuanto mayor, mejor indicará la influencia y hasta la calidad del medio. El número de la audiencia quita y pone figuras y programas de radio y televisión, sostiene o hunde revistas y diarios". Efectivamente, el nivel de audiencia tiene una enorme influencia porque puede ser definitivo en la vida de un programa por una cuestión de prestigio y porque cuanto mayor éxito tenga, mayores beneficios tendrán, sobre todo en inversión publicitaria.
Y, ¿de qué manera se pueden medir las audiencias?, ¿qué métodos son usualmente utilizados?. La respuesta inmediata a ello es, mediante un análisis de audiencias.
El análisis de audiencias consiste en conocer el número de personas que han consumido un producto audiovisual, ya sea textual, sonoro, fotográfico o multimediaHoy en día se entiende la medición o análisis de audiencias como un estudio cuantitativo, pero que también aporta cierta información cualitativa. Así, el fin básico de estos análisis es descubrir el número de personas que escuchan un programa de radio o ven una película en un canal de televisión, pero también pueden aportar información más específica y segmentada sobre una franja horaria determinada, la edad o el sexo de los consumidores, etc.
Si te fijas en los datos de audiencia que algunas emisoras publican en revistas y diarios varias veces al año (siempre y cuando les sean favorables), te darás cuenta de que la fuente, es decir, de donde obtienen las cifras, es, habitualmente, el EGM. 
El Estudio General de Medios es el estudio con mayor relevancia en este campo, ya que si bien hay otros sistemas de medición específicos para medios concretos como la televisión (Audímetro del que se encarga SOFRES) y los diarios y revistas (la OJD, Oficina de Justificación de la Difusión), el EGM los engloba a todos ellos e incluye, además, el cine e internet. Es, sin duda, un auténtico estudio multimedia.
Así, el Método de EGM para audiencia de la radio se basa en la memoria del entrevistado y en regularidad de los comportamientos con el medio. En el caso de la radio esa regularidad es mayor.

Los individuos tienen más fidelidad hacia la radio, y por tanto, si se acepta esa regularidad. Para eso se debe estudiar la audiencia de la semana.
Dicho estudio se basa en: la memoria, si se estudia una semana se estudia un largo período, y se debe estudiar los contactos con los soportes.

Sin embargo, para un adecuado y óptimo estudio de audiencia, no debemos dejar de lado la variedad de soportes que existen para la ejecución de dicha labor.
Teniendo como protagonista al “Audímetro”. Aunque no hay métodos perfectos, a los métodos de observación y específicamente a los audímetros se les concede de forma general una clara superioridad sobre los métodos utilizados con el fin de medir audiencias. Y ello porque el investigador es muy consciente de las imperfecciones y limitaciones del ser humano como declarante de su conducta (debido a su memoria limitada y no neutra, los usuales sesgos derivados de la imagen que quiere proyectar, dificultades al encajar en el tiempo acerca de hechos pasados, etc.). Y también porque las operaciones de audimetría proporcionan un nivel de detalle y una velocidad en la entrega de resultados imposible de igualar por la técnica de encuestas.
La audiencia de radio es sin lugar a dudas más estable que la de la televisión por lo que la implantación de un sistema sofisticado como el que supone la audimetría no se justifica en igual medida. Y la inversión publicitaria canalizada a través de la radio es también mucho menor que la que se lleva la televisión. Por todo ello, el aspecto financiero va a jugar un papel decisivo en la potencial introducción de estas nuevas metodologías.
En conclusión, ha quedado evidentemente demostrado que la concepción actual de las audiencias es definida por un carácter dinámico de las mismas, y que además, ya podemos hablar de una hiperfragmentación dentro de cada una, otorgándoles así una figura casi individualizada a los integrantes de ellas, en cuanto al estudio de sus formas de vida, estilos, gustos, grado socioeconómico, políticos y culturales.
La radio ha ido transformándose paulatinamente, gracias a la presencia del proceso de tecnologización en todos los medios de comunicación, y conjuntamente, la audiencia también evoluciona.
A consecuencia de esta evolución, es que las radioemisoras cambiaron su perspectiva social a una perspectiva económica empresarial y las mediciones de su audiencia tuvieron su justificación en ello.
El audímetro es un aparato que tiene sus inicios muchos años atrás, sin embargo aún sobrevive siendo utilizado por los medios de comunicación radiofónica para medir su nivel de audiencia, aceptación o rechazo, y tomar decisiones adecuadas basándose en dicho estudio para la optimización de su programación radial.