domingo, 30 de junio de 2013

Lo bueno y lo malo

Para empezar es de suma importancia definir qué es la Participación ciudadana, y nos referimos al conjunto de acciones o iniciativas que pretenden impulsar el desarrollo local y la democracia participativa a través de la integración de la comunidad al ejercicio de la política (1).
A esto debemos agregar que el medio radiofónico, desde hace mucho tiempo se caracterizó por ser el mayor captador de audiencias, pues además, no distingue posición social, económica, política, religiosa ni cultural.
Es por eso que los oyentes de la radio son capaces de intervenir en el  contenido de la producción radial debido a esta participación directa y continua que existe por parte de ellos definiéndose así como una técnica de producción de  de contenidos que, usualmente, es utilizada por los profesionales de la radio para facilitar el diálogo con la audiencia y el intercambio provisional de roles de emisor y receptor en el proceso de feedbak. En algunos casos, adoptan funciones discursivas y técnicas de presentación muy delimitadas, llegando a constituirse en modelos de representación reconocidos tanto por profesionales como por oyentes. Es el caso de los concursos o de los consultorios, que no se entienden como géneros radiofónicos sin esa participación directa de los oyentes.
La mayoría de personas, cuando pensamos en participación ciudadana en la radio, ciertas imágenes nos vienen a la cabeza como por ejemplo: llamadas telefónicas, algunos programas de radio en donde hay invitados en cabina, personas que marcan a la emisora para pedir consejos. Sin embargo, si nos detenemos a reflexionar con mayor cuidado, encontraremos que una llamada telefónica o una conversación en la cabina no es estrictamente un detonador para la existencia de la participación ciudadana en la radio (2).
La participación ciudadana emerge,  entonces como un campo de acción legítimo que le da vida y recrea la democracia y una adecuada gestión de audiencias, labor específica de los productores, facilita para que el público participe y, sobre todo, permite que las aportaciones en el medio tengan una orientación para la mejora del producto periodístico y en la relación del público con la radio (3). Está nueva disposición que encontramos en el público para participar en los diferentes medios de comunicación ha ocasionado que se incorporen distintas maneras de  hacer que sus públicos participen, es por eso que una gestión de audiencias tiene como principal objetivo descubrir el cómo gestionar las audiencias de un medio de comunicación para transformar un periodismo netamente informativo en un periodismo participativo y construccionista.
Los medios de comunicación no son ajenos a estas nuevas dinámicas sociales y en ocasiones pueden convertirse en los escenarios privilegiados para el desarrollo de procesos ciudadanos como la participación activa por eso es importante comprender la relación existente entre la radio y los ciudadanos,  pues ésta se constituye en "un ámbito privilegiado para estudiar el papel que han jugado los medios de comunicación en los procesos de construcción de la ciudadanía" (Winocur, 1998)
Los programas radiales, desde sus inicios hasta hoy, han ido generando espacios de suma importancia sobre todo para la canalización y expresión de inquietudes políticas y civiles por parte de la población, y éstos se caracterizan por ser receptivos de una demanda mucho más heterogénea y multifacética que los denominados programas de opinión pública.
El rasgo propio de este tipo de espacios es que no sólo publicitan la obra del gobierno, en el ámbito político, sino que también vuelven pública la inconformidad, la demanda o la denuncia ciudadana respecto del ámbito informativo y, con ello, permite trazar un espacio de interacción entre la población y el poder local, esbozar "un lugar de expresión de la cosa pública" como refiere Wolton.
Y así, en la actualidad, se trata de una fórmula participativa más frecuente que constituye un elemento puesto a disposición de profesionales y oyentes, que puede ser utilizado por unos y otros con gran variedad de fines y propósitos. Es por eso que dicha participación tiene diferentes ventajas siendo unas de las principales:

       - Satisfacer las necesidades comunicativas de la audiencia
La radio como medio es capaz de poner a disposición un acceso rápido, cómodo y sencillo, sin embargo en algunas ocasiones puede ser restringido al juicio del productor y a las posibles limitaciones técnicas que se presenten. La participación en ella  permite la adecuación de las respuestas desde lo público a las necesidades y demandas de los ciudadanos, es decir, darle cabida a los radioescuchas (4).
Además, la participación y la consulta permiten anticiparse a ciertas demandas ciudadanas antes de que éstas cristalicen en reivindicaciones que pueden producir respuestas apresuradas, escasamente planificadas y probablemente más costosas económicamente.
Favorece en mayor grado a una óptima eficiencia en la intervención pública, al producirse respuestas y propuestas bien orientadas que optimicen recursos: mejores servicios con iguales recursos.

       - Amplía la esfera pública
A partir de la expresión de puntos de vista diferentes o de casos propios,  la esfera pública       no estaría ya conformada por un espacio homogéneo y uniforme; sino que estaría integrada por una amplia multiplicidad de pequeñas esferas públicas interconectadas: podrían remitir a otras nociones como el pluralismo en las emisiones y multiplicidad de actores.
La participación directa de la audiencia resulta insuficiente para  la satisfacción de este pluralismo social en las emisiones; pero sirve de fuente complementaria en cuanto al acceso de los ciudadanos a los medios de comunicación y es ventaja cuando se expresa, rectifica y se pide una opinión o información, o se denuncia un hecho; para ello, los oyentes contribuyen a enriquecer el programa con visiones muy directas de la realidad.
Así, la participación profundiza en la democracia y facilita la articulación social pues se trata de asumir que la fragmentación y dialéctica social pueden posibilitar el cambio si se abordan desde de un planteamiento complejo y dinámico de las relaciones sociales y la construcción colectiva de propuestas innovadoras (5).
La participación también intenta introducir las perspectivas de los diferentes actores sociales (mayoría silenciosa, sectores de base, minorías activas, agentes económicos e instituciones) en el ámbito de la planificación y la intervención y permite orientar y gestionar de forma complementaria aquellos procesos planificadores que han identificado claramente los intereses de los ciudadanos.

Sin embargo, así también, la radio presenta distintos inconvenientes al posibilitar una mediación profesional ejercida sólo en la última etapa del proceso comunicativo pues la inclusión en antena de las voces de los oyentes facilita un contacto sólo provisional, efímero, no sistemático y no estructurado entre profesionales y audiencia.
Siendo algunos de los más resaltantes:

            - Se puede utilizar la fórmula de manera tendenciosa o comercial.
La incorporación de las llamadas telefónicas en el medio radial expresa la creencia actual de la espontaneidad y pone de manifiesto una cierta reacción contra el formalismo. Sin embargo, esta posibilidad puede presentar un aspecto negativo si la fórmula se utiliza para otros fines.
Por ejemplo cuando los profesionales del medio utilizan la fuerza y el impacto expresivo de las intervenciones y seleccionan sólo aquellas que resultasen proclives y favorables a la línea editorial de la emisora y a sus intereses según su conveniencia. Además, es muy usual recurrir a la participación directa de la audiencia, porque los oyentes te hacen el programa. Es lo más barato, lo más fácil, lo más cómodo y tiene interés porque aparecen voces nuevas.
"En los programas de participación se está considerando al Oyente más como un animador que como un verdadero participante".

                   - Identificar falsamente la opinión pública con la opinión del público.

La utilización de encuestas callejeras o de líneas abiertas puede originar la falacia de querer interpretar al conjunto de los ciudadanos a través de la opinión de unos cuantos, generalizando así el engaño de identificar la opinión pública con la opinión del público.
Pero esto no resultaría tan grave si se entendiera que la opinión del público no es  la opinión pública.

En conclusión, la participación de la ciudadanía en medios como la radio posee diferentes aspectos tanto positivos como negativos y además estos ponen en evidencia, no sólo el carácter instrumental de la participación directa de los oyentes en los programas de radio, sino también su posible correcta o incorrecta utilización. Aunque, en términos generales, las ventajas son mayores que los inconvenientes, el efecto de estos últimos es considerable y no debería ser despreciado por los programadores del medio antes de proceder a su inclusión.





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