domingo, 17 de noviembre de 2013

Cambios actuales de la radio y su impacto en la audiencia

PALABRAS CLAVE: Radio, convergencia, participación, digitalización.
RESUMEN: Desde hace algunos años, varios estudiosos señalaron que la radio como medio de comunicación y de entretenimiento desaparecería paulatinamente de la vida humana, debido a la aparición de nuevos aparatos tecnológicos que se caracterizan por su innovación y calidad, refiriéndonos así de la televisión y en adelante, la internet.
La personas que escuchaban radio dejaron de hacerlo, sin embargo, de esta manera pudieron analizar y comparar los beneficios de estas diferentes opciones tecnológicas, para concluir en su gran mayoría, que, la radio se ha convertido, definitivamente en un medio de comunicación que se caracteriza principalmente por su perfil socio - comunicacional, es decir, que posee una alta calidad de contenidos informáticos y de entretenimiento, además del carácter dinámico, adaptativo,  creativo, y lo más importante, que el estudio de audiencia que se debe realizar antes de proponer una programación, está basado en los datos recogidos de este estudio teniendo en cuenta la forma de vida, su estilo y calidad, costumbres e ideologías; para darle a la comunidad lo que prefiere y brindarles nuevas alternativas.
Además, la radio es un medio de comunicación que puede adaptarse a los cambios sociales y tecnológicos, haciendo uso de estos medios para su beneficio, en cuanto a calidad, y principalmente, el beneficio de los radioescuchas. La radio capta y aprovecha esta convergencia tecnológica de la comunicación para aumentar la posibilidad de expandir sus voces y calidad de contenidos a través de ello, siendo lo más importante, la respuesta consciente del oyente con su participación, para cumplir unos de los principales objetivos de este medio,el feedback y el posterior empoderamiento de sus audiencias.
El sistema está en constante interacción con su medio ambiente y logra un estado estable. La supervivencia del sistema no sería posible sin un proceso continuo de flujo de entrada, transformación y flujo de salida.
El sistema debe recibir una entrada suficiente de recursos para mantener sus operaciones y también para exportar al medio ambiente los recursos transformados en cantidades suficientes para continuar el ciclo. Hasta hace una década, los investigadores y profesionales de la radio dedicaban poco tiempo al estudio y experimentación de la tecnología de la radio, considerada sólo como un “sustento físico”. Sin embargo, hoy la tendencia es justamente la contraria: se otorga gran relevancia a la mediación técnica de la radio dejando en un segundo plano el desarrollo de los contenidos y de los valores expresivos del lenguaje radiofónico. La radio es el medio más integrado en lo cotidiano; utiliza un lenguaje directo que permite mensajes complejos, reflexión e imaginación. Cuando el oyente escucha, recrea de manera inconsciente un espacio y un mundo a partir del sonido. Así, la realidad final del mensaje es la suma de todas las recreaciones de todos los oyentes.
Con frecuencia los análisis sobre la configuración y situación del mercado radiofónico alude a la existencia de un modelo de negocio agotado y nuevas vías de financiación de difícil desarrollo, pero pocos subrayan y problematizan el papel central para ambos tiene el devenir del mercado publicitario y la medición de las audiencias. Y aunque la naturaleza crecientemente digital del consumo facilita teóricamente la rápida obtención de indicadores, la variedad de actores e intereses implicados están conduciendo a una fragmentación de la información disponible basada en la proliferación de fuentes. Cuando se trata de dar cuenta de los avances tecnológicos que afectan el sector radiofónico, en función de los usos sociales que se hacen de las nuevas posibilidades a disposición, las palabras digitalización y convergencia, dominan un paisaje que se suele circunscribir, además, a la actividad de la producción y a algunos desarrollos. Es necesario prestar atención a la siempre olvidada instancia del consumo y al impacto de la existencia de distintas plataformas alternativas de distribución para las señales de radio. Sin embargo, también se deben destacar la geopolítica y  las implicaciones sociales de la radio digital y convergente.Es preciso que la investigación sobre el medio radio profundice en esta doble dirección para comprender, en primer lugar, las consecuencias de que la difusión y adopción de estándares en pugna sea parte de una batalla entre grandes empresas globales y bloques económicos supranacionales que tratan de imponer sus desarrollos para adquirir ventajas competitivas y, en segundo lugar, para valorar las implicaciones que tendrá el reparto de frecuencias que se liberen con el fin de la radio analógica. Su importancia técnica y económica es claramente inferior a la del dividendo televisivo, pero dado que la lógica de su gestión será compartida y los criterios de mercado avanzan, al respecto, a paso firme (por ejemplo, bajo la forma de subastas de frecuencias), es necesario garantizar el acceso al espectro a aquellos agentes pequeños y/o sin ánimo de lucro que cumplen con una clara misión de servicio público. Ya que, aunque existan otras alternativas técnicas, la red terrestre de difusión de señales de radio (y televisión) sigue combinando una serie de características difíciles de replicar en el corto plazo como la gratuidad, la cobertura prácticamente universal o la capacidad de recepción tanto fija como móvil. En el mismo plano de reflexión sobre las implicaciones del desarrollo de la radio digital y convergente, las repercusiones sociales de su expansión deben tratarse con mayor frecuencia, muy especialmente en lo relativo a la construcción de una memoria sonora común a partir de la conservación de documentos radiofónicos relevantes. Si bien es cierto que esta no ha sido una preocupación abandonada, una vez enfrentada la labor de digitalizar los archivos disponibles es necesario construir un buen y consensuado sistema de catalogación y etiquetado de contenidos ya que, como bien señala Martínez-Costa, lejos de ser una cuestión menor los mismos se convierten en recursos centrales para la producción. A pesar de la tecnología a disposición, "del examen atento de las emisiones de radio generalista, se deduce que el uso del correo electrónico, las redes sociales y otros recursos tecnológicos y comunicativos que conforman la denominada web 2.0 no está tan extendido como cabría esperar, y de ningún modo en la medida o proporción que las propias cadenas publicitan" . En poco ha cambiado la inclusión del discurso de los oyentes en la radio hegemónica, que sigue siendo pues formal. Y ello a pesar de que las posibilidades interactivas y su presencia en términos de producción sonora en Internet se hayan multiplicado durante el último quinquenio.
Los interrogantes que despejar por tanto son todavía muchos. A modo de ejemplo, ¿de entre todas estas realidades sonoras, que pueden ser finalmente incluidas o no en la emisión radiofónica, existen algunas que puedan ser consideradas como participación efectiva y real? Cuando estas experiencias de generación de contenidos tienen además tintes informativos, ¿se puede hablar de periodismo ciudadano? Cuando implican trasladar parte de los costes de las actividades económicas tradicionalmente ejercidas por las figuras del productor y el programador, además, ¿no agudizan de manera silenciosa el rol del usuario como financiador indirecto del servicio?. Para pensar la relación entre radio y participación es necesario hablar antes de democracia y ciudadanía. El problema es que "la ausencia de tribunas de expresión para la sociedad civil constituye uno de los mayores déficits democráticos de nuestro sistema de gobierno, contribuye a la invisibilidad de problemas reales y condena al silencio a los movimientos ciudadanos" (Chaparro, 2008:158). La comprensión de los cambios que afectan a la radio requiere de nuevas miradas y acercamientos, tanto a los temas de investigación ya clásicos en el estudio del medio como a los nuevos interrogantes que en relación con el mismo se plantean. A estos podrían añadirse muchos otros como los relacionados con la producción colaborativa de contenidos que son luego difundidos por emisoras organizas en red, la comercialización (o imitación) de formatos radiofónicos a escala internacional, o la aparición de nuevos guardianes en la cadena de valor de la industria.
Y, sin embargo, de lo que se trata, más bien, es de llamar la atención sobre la existencia de una agenda de investigación en permanente expansión y con gran futuro. La misma, sin embargo, solo ganará en términos de continuidad, consolidación y visibilidad si es capaz de afrontar sus propios olvidos y abandonos. Porque no solo se trata, en palabras de Haye (1998) de "hacer la radio" sino también de "pensar la radio". Y si creemos que hacer otra radio es posible, entonces pensarla debe serlo también. 





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