lunes, 5 de mayo de 2014

Niñez con Responsabilidad Ecológica (Propuesta mejorada)

“El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, frase que se hizo muy conocida en nuestro país gracias al prominente investigador, naturalista, geógrafo, explorador, escritor y catedrático italiano Antonio Raimondi, mientras radicaba en el Perú.
Nuestro país es el orgullo de muchos de nosotros debido a la inmensa riqueza natural que nos rodea pero que lamentablemente es testigo de un gran paradigma, “ricos pero pobres a la vez”, abundancia de recursos pero desperdiciados por nuestras propias manos.

Vivimos en una sociedad que disfruta del día a día, que maneja su vida aceleradamente, y es que en verdad, nos hemos convertido en seres demasiado egoístas y ciegos al no ver que nuestra preocupación por nosotros mismos, por nuestra calidad de vida económica principalmente, afecta en gran medida a “nuestro hogar”, “nuestra tierra”.
Siempre decimos: los niños son el futuro del país, pero qué hacemos por asegurarles un mejor futuro en una mejor tierra?. La responsabilidad es de todos en el presente.
Lambayeque no es una región ajena a toda esta problemática y también estamos inmersos en el grupo de personas que ignoramos o mejor dicho “evadimos” los temas de conciencia ambiental, preservación y cuidado de nuestra naturaleza.
Frente a ello, la propuesta de mi compañera, gira en torno a desarrollar prácticas lúdicas y cotidianas con niños entre 5 y 12 años de edad, tomando como referencia el proyecto Kawasay del Instituto Superior Pedagógico Pukllasunchis. Sin embargo, creo firmemente que los principales actores en la vida de los más pequeños de la casa son los padres de familia, que además de eso, son quienes los guían a través de su desarrollo personal y social. Es por tal razón, que mi propuesta va por el lado de sumar protagonistas a este cambio y desarrollo.
Los niños son parte fundamental para la preservación de esta conciencia medioambiental, pero es también de suma importancia, la interrelación de padres-hijos en este proyecto para fortificar las bases de nuestro desarrollo en conjunto.
De tal manera, los padres de familia mantienen un constante acercamiento con la naturaleza y sus beneficios formando parte de esta cadena que consecutivamente debe ir en aumento. Desde el despertar el interés en ellos tomando como cómplices a los niños y niñas, fortificar su identificación y compromiso mediante la evaluación de sus conductas, adquirir como suya la responsabilidad del cuidado medioambiental hasta la realización y ejecución de prácticas ecológicas que pueden ser trasladadas de la institución educativa a sus propios hogares, teniendo ya como base, los conceptos de una adecuada cultura verde, cuidados y preservación de la mano con sus propios hijos.
Teniendo como consecuencia un doble resultado: el despertar de una cultura medioambiental efectiva y la fortificación de lazos comunicacionales en torno al mismo tema dentro de un ambiente familiar asegurando de tal manera la divulgación positiva de lo aprendido y la puesta en práctica dentro dichos ámbitos.

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